Paleoecología del “orden” Stromatoporida
Los estromatoporidos aparecen en distintos medios sedimentarios formando parte de diversas comunidades bentónicas, pero sobre como los principales constructores de arrecifes desde el Ordovícico hasta el Devónico Superior. Dada su abundancia y ubicuidad son considerados como fósiles de facies.
Los estromatopóridos, al contario que muchas esponjas actuales, podían habitar distintos tipos de sustratos. Muchos colonizaron inicialmente pequeñas áreas de sustratos duros, como conchas de braquiópodos, para luego extenderse. Otros, en cambio, se incrustaban en áreas más extensas aprovechando otros esqueletos de estromatopóridos, corales rugosos o tabulados, y briozoos. Según las condiciones ambientales, los estromatopóridos podían varias su forma y tamaño, aunque hay algunas especies que presentan la misma morfología en medios diferentes, lo que da a entender que la configuración del animal era resultado de la interacción de los factores paleoambientales y su ontogenía. Así, las formas domales, irregulares o incrustantes se asocian a medios de alta energía. Las formas ramificadas pequeñas y bulbosas habitarían medios tranquilos y protegidos, como lagoons. Las formas tabulares y laminares se desarrollarían sobre los sedimentos más finos a mayor profundidad.
Los estromatopóridos son también herramientas útiles para el análisis sinecológico, pues solían establecer asociaciones mutualistas con numerosos grupos invertebrados, especialmente tabulados y anélidos y, en menor número, con corales rugosos. Entre las asociaciones más habituales se encuentran las caunoporas, en las que un colar tabulado se desarrollaría en el interior de un estromatopórido. Estas asociaciones han sido interpretadas como un ejemplo de comensalismo, inofensivo para ninguna de las partes: el estromatopórido crearía un entorno protegido para el coral, y éste no perjudicaría con su presencia a su protector.