Las trazas fósiles (o icnofósiles) son estructuras producidas en el sustrato a partir de la actividad de un organismo y que se han preservado en el registro estratigráfico. En general, bajo la categoría de trazas fósiles se incluyen diversas estructuras de origen biogénico, tales como excavaciones, huellas, pistas y perforaciones, que obligatoriamente deben reflejar la actividad de un organismo vivo en interacción con el sustrato. Las excavaciones o burrows constituyen estructuras generadas en sustratos no litificados, de carácter permanente o semipermanente; por su parte, las pistas (trails) representan estructuras continuas de desplazamiento, tanto superficiales como subsuperficiales, que no muestran impresiones significativas de apéndices como p.e. Scolicia o Planolites. Las huellas o pisadas (tracks) corresponden a impresiones dejadas en el sedimento por un apéndice locomotor individual sea éste de un vertebrado o invertebrado, comoDiplichnites (huellas de trilobites) o Brontopodus (icnogénero de icnitas de dinosaurios saurópodos). Por otro lado, las perforaciones (borings) son estructuras producidas en un sustrato duro, ya sea éste una superficie endurecida (hardground), un sustrato rocoso (rockground) o material esquelético, como p.e. la icnoespecie Entobia sp. producidas por esponjas del género Cliona.
Dado que, para considerar una estructura como traza fósil debe reflejar la actividad del organismo en interacción con el sustrato y los rasgos anatómicos del organismo productor, no se consideran como trazas los estromatolitos, ni marcas denominadas “pseudotrazas” que parecen realizadas por organismos pero que tienen un origen físico o químico como las estructuras realizadas por corrientes de agua o por cristalizaciones de minerales (ripple marks o estructuras de sinéresis).
Es importante destacar que la icnología incluye no solo el estudio de las trazas entendidas como productos, sino también el análisis de los procedimientos que las originan, entre las que destacan los procesos de bioturbación (donde se produce una alteración del sustrato no consolidado, modificando su estructura y consistencia originales, y que normalmente responde a comportamientos de búsqueda de morada o refugio, de alimentación incluyendo la depredación, de reposo o descanso, de desplazamiento o una mezcla de varias de ellas, bioerosión (alteración bioquímica de sustratos orgánicos e inorgánico que suele estar motivada por organismos que buscan un lugar donde vivir o un modo de encontrar alimento), biodeposito (normalmente producción o concentración de sedimentos como por ejemplo excrementos como coprolitos o pellets) y las de bioordenación (depósitos de sedimento ordenados o simétricos producidos por los organismos).
Características de las Trazas Fósiles
Todas las trazas fósiles comparten una serie de características que definen el estudio y aplicaciones tanto paleontológicas como estratigráficas de la icnología. Éstas características pueden resumirse con las siguientes afirmaciones:
- Las trazas fósiles representan evidencias de comportamientos relacionadas con los modos de vida, tipos de desplazamiento o alimentación, proporcionándonos valiosa información sobre la anatomía y etología de los productores.
- Un mismo organismo puede generar más de un icnotaxón ya que puede exhibir diversos comportamientos. Como consecuencia, un organismo resulta responsable de la generación de varias icnoespecies, o incluso icnogéneros (p.e. los trilobites con Cruziana, Rusophicus y Diplichnites).
- Un mismo icnotaxón puede deberse a más de un organismo de taxones diferentes, lo cual refleja el principio de convergencia del comportamiento. Cuanto más simple es la estructura biogénica (Planolites, Skolithos), más laxo es el vínculo entre la estructura producida y su productor, pudiendo la misma ser generada por representantes de distintos phyla.
- Algunas estructuras icnológicas pueden ser producidas por múltiples organismos, ya sea en simbiosis o reutilizando algunas ya creadas previamente y abandonadas. En el primer caso, los organismos productores guardan entre sí una relación simbiótica o comensalista; en el segundo, una excavación abandonada o parcialmente abandonada es reocupada por un segundo organismo que reutiliza los recursos disponibles dentro de la excavación.
- Los productores son generalmente organismos de cuerpo blando que no suelen preservarse. La conservación de cuerpos fósiles corresponde en la mayoría de los casos a partes duras (exo o endoesqueleto). Por el contrario, las trazas fósiles registran muy comúnmente la actividad de faunas de cuerpo blando, las cuales contribuyen sustancialmente a la biomasa de una comunidad.
- Los icnofósiles se preservan en estratos sedimentarios que no suelen conservar evidencias directas de organismos, ya que generalmente las condiciones de preservación requeridas por los icnofósiles son distintas a las de los cuerpos fósiles. En particular la diagénesis, que en algunos casos lleva a la destrucción de los cuerpos fósiles, puede hacer resaltar a las estructuras biogénicas, particularmente en estructuras revestidas por mucus o algún tipo de secreción que actúa como foco de precipitación de minerales.
- Un mismo icnotaxón puede preservarse con una morfología y/o textura diferente según el tipo de sustrato donde se forme. La naturaleza del sustrato determina la viabilidad y eficiencia del método de excavación empleado e influye en forma directa en la morfología resultante de la traza fósil. La misma técnica de excavación efectuada bajo distintas condiciones de sustrato o posición dentro del estrato puede dar lugar a estructuras que aparentemente guardan poco en común.
- Las trazas fósiles tienen rangos temporales generalmente muy amplios, que en muchos casos abarca la totalidad del Fanerozoico, ya que ciertos comportamientos básicos se establecieron tempranamente en la historia de la vida sin sufrir mayores modificaciones. Por ejemplo, podemos encontrar el icnogénero Planolites desde el cámbrico hasta el cuaternario.
- Las trazas fósiles tienen un rango de facies sedimentarias restringido, lo que permite que determinadas asociaciones de icnotaxones nos proporcionen información sobre determinados parámetros ambientales además de caracterizar los ambientes de sedimentación.
- Las trazas fósiles representan los comportamientos de los organismos in situ, es decir, se forman allí donde se encuentran, puesto que los icnofósiles no sufren transporte. De este modo, y salvo excepciones, los icnofósiles guardan una relación mucho más estrecha con el sustrato que las alberga que los propios restos directos.