Un organismo a lo largo de su vida deja innumerables huellas de su actividad, reflejo siempre de un determinado tipo de comportamiento. Cuando este comportamiento queda registrado en un soporte natural (casi siempre un sedimento, que posteriormente se convertirá una roca), da lugar a lo que conocemos como un icnofósil o una pista fósil. Por lo tanto, las pistas fósiles reflejarán en mayor o menor medida, el comportamiento del organismo productor que habrá interactuado con un sustrato (orgánico o inorgánico), modificándolo de forma más o menos significativa mediante su destrucción física (o química). Precisamente ésta es una de las principales aplicaciones de las pistas fósiles, poder determinar no quién las hizo, sino por qué las hizo. Por lo tanto, podemos concluir que las estructuras etológicas se constituyen en el núcleo principal de la Icnología, que se puede definir como: “La disciplina geológica que estudia el registro del comportamiento de los seres vivos del pasado en soportes naturales, es decir, que estudia las estructuras etológicas”. Aunque las especies han cambiado a lo largo del tiempo, no es así en el caso de los comportamientos etológicos, por lo que es posible realizar inferencias a partir de estructuras actuales, hablamos entonces de la neoicnología que estudia las huellas o trazas modernas derivadas de la observación directa en ambientes actuales; a diferencia de la paleicnología que estudia aquellas estructuras biogénicas que han superado el proceso de fosilización.
A continuación se desarrollan ligeramente los aspectos más importantes de la paleoicnología, haciendo especial hincapié en los diferentes tipos de clasificación así como en su importancia paleontológica. Destacar que gran parte de la información recogida en este apartado proviene de dos fuentes básicas de información, la pagina web del Museo Virtual de Paleontología de la Universidad de Huelva, desarrollado por el Dr. Eduardo Mayoral Alfaro y el Capítulo de Trazas Fósiles del libro “Los Invertebrados Fósiles” editado por el Museo Argentino de Ciencias Naturales y escrito por los Drs. Luis A. Buatois y M. Gabriela Mángano.