Tafonomía de la clase Gymnolaemata
Los gimnolaemados con más posibilidades de quedar preservados en el registro fósil son aquellos que presenten un esqueleto mineralizado de carbonato cálcico, es decir, los queilostomados van a ser mucho más frecuentes que los ctenostomados. En efecto, la ausencia de esqueleto de carbonato cálcico hace que los ctenostomados, si bien mucho más antiguos que los queilostomados, sean muy extraños en el registro fósil, y su presencia suele evidenciarse por los rastros que dejan sobre otros organismos en forma de perforaciones. Sin embargo, se han registrado casos de colonias conservadas como moldes externos, preservándose el relieve de colonias blandas recubiertas por organismos calcáreos que crecían sobre un sustrato duro.
Algunos géneros dentro de los queilostomados pueden iniciar relaciones mutualistas con cangrejos ermitaños en forma de briolitos. Estas estructuras se forman cuando la colonia se fija sobre la concha que guarece al cangrejo. Conforme ésta va creciendo y aumentando de tamaño, ocupando las cavidades de la concha, refuerza toda su estructura al engrosar las paredes de carbonato cálcico. Así, la colonia de briozoos encuentra en el cangrejo ermitaño un excelente método de dispersión, y el cangrejo se ve recompensado con una armadura más resistente gracias al enriquecimiento en carbonato cálcico.